COFICAM recuerda la importancia de proteger nuestra espalda y tomar medidas para evitar el “síndrome de la clase turista” en los viajes largos

12 Ago 2016

La mala postura durante un viaje largo puede provocar posibles contracturas que pueden causarnos problemas musculares por ello es importante tener en cuenta algunos consejos; además durante estos viajes también se incrementa el riesgo de aparición del conocido “síndrome de la clase turista” que igualmente puede evitarse con pequeñas medidas

Es precisamente ahora en la época estival cuando los desplazamientos por tierra, mar y aire se incrementan en España notablemente, lo que conlleva a su vez que también aumente el riesgo de aparición de posibles contracturas o lesiones musculares, así como el “síndrome de la clase turista” o la formación de trombos en las extremidades inferiores durante la realización de viajes largos. Por ello desde COFICAM queremos recordar una serie de consejos que nos ayudarán a prevenir este tipo de problemas. 
 
Cuidar nuestra espalda
Una postura adecuada evitará esas posibles contracturas o problemas musculares. Así, tener la espalda recta, la cadera por encima de las rodillas y apoyar bien los lumbares y parar cada hora o dos horas para estirar las piernas y caminar son algunos consejos útiles a seguir para no perjudicar nuestra espalda. Estar al menos cinco minutos moviendo las articulaciones ayudará a que el viaje no provoque rigidez articular y muscular. 
Del mismo modo hay que sentarse sobre los glúteos, en lugar de sobre la parte baja de la espalda y mantener las rodillas flexionadas a unos 90 grados quedando siempre, en la medida de lo posible, la cadera un poco más alta que las rodillas. También es recomendable utilizar cojines para apoyar la zona cervical y lumbar y evitar posibles contracturas. 
 
Evitar los trombos en las extremidades inferiores
Si se viaja, durante un período muy largo, en avión, autobús o tren, el riesgo de aparición del “síndrome de la clase turista” aumenta. Por tanto es de gran utilidad, para prevenir una trombosis, caminar por el pasillo y no quedarse dormido con las piernas cruzadas ni limitar el espacio para las piernas con equipaje. Del mismo modo, es bueno realizar pequeños ejercicios de contracción y relajación de las extremidades. Si por el contrario estamos viajando en coche, podemos hacer exactamente lo mismo con la diferencia de que cada determinado tiempo deberíamos hacer una parada para bajar y descansar, caminar un poco y si podemos aprovechar para hidratarnos con líquidos, puesto que la falta de líquido espesa la sangre y aumenta el riesgo de coágulos. 
 
Colectivos de riesgo
Aunque este síndrome es muy poco habitual en personas que no padecen factores de riesgo, no llegando al 1% de prevalencia, en quienes sí lo presentan, las posibilidades de sufrir esta patología aumentan hasta un 4% ó 5%. Siendo las mujeres embarazadas, aquellas que tomen anticonceptivos orales, las personas obesas, los ancianos, los fumadores y las personas con hipertensión o que hayan padecido anteriormente una trombosis los miembros principales de los colectivos más propensos a sufrir el síndrome. 
Además, “en estos casos especialmente y en los viajes más largos”, tal y como ha apuntado el Presidente del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla La Mancha, Natalio Martínez, “los fisioterapeutas recomendamos consultar con un médico la posibilidad de tomar algún tipo de anticoagulante durante el viaje y poner en práctica los ejercicios y medidas de prevención existentes”.
 
Más consejos y ejercicios
Vestir con ropa poco ajustada y preferiblemente de fibra natural, con el fin de ejercer una menor presión sobre nuestro cuerpo y facilitar la ventilación; aflojarse el cinturón del pantalón y los cordones que puedan apretar; llevar calzado cómodo; emplear medias de compresión elástica si es necesario; levantarse con frecuencia o hacer paradas de manera periódica para estirar las piernas o dar un paseo; evitar el alcohol, el café, el té u otros excitantes que puedan tener efecto diurético y/o vasodilatador antes o durante el viaje; beber abundante agua o no mantener las piernas cruzadas, dejarlas colgando o tenerlas excesivamente dobladas son algunos de los consejos que pueden sernos muy útiles para prevenir la aparición del “síndrome de la clase turista”. Pero además, podemos completar estas medidas con la realización de una serie de sencillos ejercicios como:
 
- Estirar brazos y piernas para evitar que se “duerman”.
- Levantar la punta del pie con energía y mover los dedos durante unos segundos apoyando el talón en el suelo.
- Realizar movimientos circulares con el tobillo mientras se esté sentado y movimientos de masaje en dirección ascendente en las piernas.